Friday, November 10, 2006

REGIOS, HISTÉRICOS Y QUISQUILLOSOS

Ivan Thays dijo...
The Ampuero affair
Hoy apareció en Caretas, bajo el título "Lío de Plumas", un resumen del post de Gustavo Faverón sobre la reseña de Puta Linda que la editora de Cultura, Maribel de Paz, publicó en la revista. También se publicó un recuadro, firmado por Maribel, que he tenido que tipear con mis propios deditos porque Paolo de Lima, normalmente tan atento a todos los comentarios literarios en Caretas, esta vez pasó por alto esta noticia (pero también la entrevista al poeta Domingo de Ramos, por lo que no concluyo nada).

Amigos Metacríticos:
Lo que tienen en sus manos es un semanrio periodístico, no una separata universitaria. Como tal, nos caracterizamos por publicar, entre muchas otras cosas, reseñas de libros. Y es propio de una crítica periodística -no académica- mencionar al texto, al autor, a la editorial y hasta a las páginas mal impresas. La intolerancia ante las opiniones divergentes se ha manifestado en diversos comentarios encendidos como el que aquí publicamos en práctica demostración de tolerancia a ideas contrarias. No profeso ningún encono contra Fernando Ampuero ni diario alguno, y debo informar al señor Alegría de Perú21 que Google no es sinónimo de panacea contra reseñas incómodas y que quien esto escribe no tiene 24, sino 31 años. Dicho esto, y dejando de lado las críticas sobre críticas, los lectores esperamos con interés sus opiniones sobre el libro en cuestión. (Maribel De Paz). (SIGUE EN EL PRIMER COMMENT)

5 Comments:

Blogger DINTILAKO said...

(SIGUE)

Con ese texto, Maribel ha querido convertir un evidente traspié en un triunfo pírrico

Gustavo Faveron dijo...
Ampuero, la crítica, los teólogos
Por Iván Thays me entero de una crítica escrita en Caretas por Maribel de Paz acerca de la novela más reciente de Fernando Ampuero, crítica entusiastamente republicada por Paolo de Lima en su blog. Leo la reseña de De Paz y me deja perplejo.
Comienza con lo que parece una queja ante la gran promoción que Editorial Planeta ha hecho del libro. Continúa llamando a Ampuero "un falso provocador que no quiere caer en lo políticamente incorrecto". De inmediato, cometiendo el pecado más elemental que cualquier crítico debería evitar, atribuye a Ampuero las opiniones de un personaje. Más adelante llega a sus dos afirmaciones muy peculiares. Primero, objeta la novela porque, dice, es "un libro donde, más que a los protagonistas, se percibe al propio Ampuero". Curiosa afirmación que no sólo confunde dos planos distintos de lo diegético (¿cómo hizo Ampuero para filtrarse a sí mismo en un relato ficcional?), sino que además es propuesta sin la más mínima explicación. Uno termina preguntándose si es una queja contra la verosimilitud de la ficción o una queja contra la imagen de Ampuero mismo.

("Percibir a Ampuero" sólo puede ser un defecto para quien conozca a Ampuero y, además, tenga una idea negativa de él, o de lo que él representa, o de lo que aquella persona crea que Ampuero representa. Criticar a un personaje público es válido --aunque no es crítica literaria, ciertamente--. ¿Por qué no opta De Paz por escribir abiertamente sobre Ampuero como personaje público y deja que el libro sea comentado por quienes tengan la intención de hacer una crítica literaria?).
A renglón seguido dice De Paz que Puta linda es "un libro en el que el escritor aprovecha para promocionar a sus amigos, colgando cuadros de Tola y Llona de las paredes del departamento de una ya distinguida Noemí".
Como quien se quita la careta, De Paz se aproxima a la conclusión de su reseña con esta observación: "Difícil no asfixiarse con Ampuero en cada página". Una vez más toda su crítica parece reducirse a que el autor le cae mal: la reseña parece una radiografía del prejuicio: era imposible que De Paz escribiera un comentario desprejuiciado de este libro. Hay dos breves momentos en que De Paz casi entra en el terreno de la crítica. En uno de ellos, compara el escándalo moral de Puta linda con el de Lolita, desestimando el de Puta linda por haber llegado tarde al tumulto. De Paz olvida dos cosas: que en ninguno de los dos casos la intención es el escándalo y que en Lolita no existe el factor social presente en la novela de Ampuero, un punto sensible que merece un comentario más serio.

Más adelante dice:
"¿Pretendió Ampuero mimetizarse con sus protagonistas, escritores incipientes, recurriendo a la prosa que estos podrían lograr? Pareciera, pues recurre a salidas fáciles e inverosímiles para dar un vuelco a la historia al mejor estilo de aquellas series norteamericanas en las que los libretistas se deshacen de personajes incómodos con un viaje repentino, un coma o una muerte súbita". En ese que es su esfuerzo mayor por hacer crítica literaria, De Paz revela por qué no está calificada para esa tarea: ¿qué tiene que ver la "prosa" con los "vuelcos" de la historia? ¿Cuál es la sutilísima conexión que De Paz no se da el trabajo de explicar? ¿Y qué tiene que ver la prosa de los "escritores incipientes" de Puta linda con los argumentos ideados por los guionistas de la televisión norteamericana? ¿Alguien tiene una respuesta?
No es difícil hacer crítica literaria: basta con evaluar virtudes y defectos textuales y notar la forma en que la ficción se vincula con el mundo representado; basta con describir la manera en que, cómoda o incómodamente, un texto se incluye en una tradición o la rechaza o echa mano de ella; basta con evidenciar los hilos ideológicos detrás de una historia. Para hacer eso no es necesario dar rienda suelta a prejuicios; lo necesario es apartarlos y ponerlos a una distancia saludable de las observaciones que uno haga sobre el texto. ¿Es eso mucho pedir? El texto de Ampuero, como todos, tiene hallazgos y bemoles: al atacar al autor sin decir nada válido sobre el texto, la reseñista termina dando una impresión que, sin duda, no desea: la impresión de que nada encontró ella en el texto que le fuera posible criticar justificando la crítica con argumentos literarios.

Sobre lo quisquilloso
Ivan Thays dijo...
Fernando Ampuero, anticipándose a las críticas negativas, responde a Pedro Escribano en La República (la entrevista apareció hoy, pero fue hecha antes de los comentarios de Ágreda y De Paz) que: "Siempre hay lectores que pueden tirarse abajo un libro, o levantarlo. Creo que es un libro honesto, que tiene algo de divertimento, pero que tiene mucho más en lo que es perspectiva literaria, en mi proyecto literario. Creo que el libro se sostiene. Finalmente, no escribo para ese tipo de lector tan quisquilloso, escribo para un lector que quiere meterse en un libro y entender un poco al país. El lector dirá si le gusta o no". Habría que preguntarle a Fernando a qué se refiere con eso de "tipo de lector tan quisquilloso", eso sí, porque, en lo que a mí respecta, los escritores "quisquillosos" -y por tanto los lectores- son los únicos que valen la pena en literatura.

Ivan Thays dijo...
Fernando Ampuero me envía un email donde explica el verdadero sentido de la frase "lector quisquilloso" aparecida en la entrevista que Pedro Escribano publicó ayer en La República, y que yo resalté con curiosidad. Queda claro que el adjetivo "quisquilloso" no vendría a ser sinónimo de "exigente" sino de "prejuicioso". Y a la luz de los hechos, parece que no estaba equivocado Ampuero en maliciar sobre ese tipo de lectores. Me explica Fernando: "Cuando hablé de "lector quisquilloso", lo dije en el contexto de las preguntas que hacía el entrevistador, cargadas de muy mala intención ("¿Usted escribe solo para divertir?" "¿Usted hace literatura light y la quiere justificar con la política?"), y ahí, en fin, me refería a un lector prejuicioso y cerrado, lleno de hostilidad hacia el libro que coge entre manos. Por supuesto que, como a todo escritor que se tomaen serio, busco un lector exigente. Pero ése no era el punto; yo hablaba del propio Escribano y sus preguntas. Prácticamente, le explicaba que yo jamás iría a una librería a comprar un libro de un autor que detestara. Yo compro los libros que me interesan, y los leo siempre con buena disposición de ánimo. Solo después puedo dar mi opinión, nunca antes".

2:18 PM  
Anonymous Anonymous said...

Ivan Thays dijo...

un amigo me enseñó a hacer el seguimiento de los votantes. Durante los dos primeros días lo hice con curiosidad, y descubrí que el 75% de votos en contra de La hora azul provenían del mismo entorno, es decir de una misma cabina, de la sala con computadoras en alguna universidad, o de la misma computadora reseteada cada cinco minutos para votar contra Alonso. Por ello, mientras los votos del resto subían de uno en uno, los de Alonso, cada ciertas horas, subían de cinco en cinco. Mi amigo se ofreció a averiguar, a través del seguimiento de IP, el origen de aquella persona o grupo de amugos tan obsesionado en votar contra La hora azul; pero he rechazado la propuesta. Mis encuestas no pretenden convertirse en una trampa cazabobos, así que tranquilos muchachos y sigan mugiendo (y participando de la encuesta).

7:38 AM  
Anonymous Anonymous said...

cualquiera cree que están hablando de una obra importante con tanto desgañite.

2:33 PM  
Anonymous Anonymous said...

cesar hildebrandt:

Si los intelectuales se imaginaron putas, pues que miren el panorama de la inteligencia peruana y verán ese sueño realizado: allí está el crítico que insulta a una joven talentosa porque no es de su cofradía, el capo Faverón que cree que todavía es cadete de la Marina atribulado, el columnista que se aburre leyéndose y que en vez de ir al gimnasio driblea cada día los temas incómodos, el novelista sacado con forceps de las entrañas de la miseria humana.

http://www.laprimera.com.pe/noticia.php?IDnoticia=33414

2:47 PM  
Anonymous Anonymous said...

Lo que no quieren ver Facheron y Thays, al criticar a las reseñadoras adversas a "Puta Linda", es que ambas parecen ser reseñas que parten de posiciones de genero, y que encuentran en el texto un gesto machista y misogino desafiante, burlon, exactamente el mismo que hayan en Ampuero. Quiza por eso sus criticas apuntan tanto al autor, y lo rechazan con la misma ligereza que perciben en la voz narrativa misogina de "Puta Linda". En otras palabras: Las reseñistas responden el insulto con otro insulto, el epiteto despectivo en tonito arrogante y perdonavidas, con sus reseñas personalizadas y burlonas. Al "puta linda" le responden con "puto aburrido".

7:13 PM  

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