DE CRIOLLOS Y ANDINOS(¿FAVERON, SIGUE LA POLÉMICA?)
Preguntas
¿Recuerdan la llamada polémica de andinos y criollos?
Una serie de preguntas quedó flotando en el ambiente después de ella, y no creo haber leído respuestas muy sistemáticas. Vale la pena, entonces, repetirlas:
-¿Cómo se decide la pertenencia a esos grupos?
-¿Por qué es andino un escritor tan eminentemente urbano y de frecuente temática limeña como Oswaldo Reynoso?
-¿Son andinos en el mismo sentido Miguel Guitiérrez y Edgardo Rivera Martínez?
-¿El espíritu andino de un narrador como el chalaco Dante Castro es, por decirlo así, una asunción de representatividad con respecto a un mundo al que no pertenece en el sentido biográfico? (SIGUE EN EL PRIMER COMMMENT)
¿Recuerdan la llamada polémica de andinos y criollos?
Una serie de preguntas quedó flotando en el ambiente después de ella, y no creo haber leído respuestas muy sistemáticas. Vale la pena, entonces, repetirlas:
-¿Cómo se decide la pertenencia a esos grupos?
-¿Por qué es andino un escritor tan eminentemente urbano y de frecuente temática limeña como Oswaldo Reynoso?
-¿Son andinos en el mismo sentido Miguel Guitiérrez y Edgardo Rivera Martínez?
-¿El espíritu andino de un narrador como el chalaco Dante Castro es, por decirlo así, una asunción de representatividad con respecto a un mundo al que no pertenece en el sentido biográfico? (SIGUE EN EL PRIMER COMMMENT)
12 Comments:
(SIGUE)
Y si es así, ¿cuál es la manera en que se diferencia a un habitante de una cultura andina de un escritor que la retrata desde fuera?
¿No es otra versión del viejo problema de confundir al antropólogo con su tema o con su objeto?
¿Qué pasa con un escritor como Peter Elmore, que escribe guiones de temas andinos para Yuyachkani (Santiago, por ejemplo) y novelas de tema citadino, al mismo tiempo?
¿Qué pasa con Daniel Alarcón, para quien la temática popular, provinciana o no, es parte de un proyecto profesional y es conocida, principalmente, a través de un trabajo de campo, del cual surgen por igual historias urbanas e historias campesinas?
¿Y en qué sentido no son criollos todos los escritores mencionados líneas arriba?
¿En qué sentido no son parte de la minúscula élite intelectual generada secularmente por el poder capitalino y sus aparatos ideológicos?
¿Llamándoles andinos a ciertos escritores no se borra o se opaca un poco la existencia de otros que son andinos en un sentido bastante más evidente (es decir, que tienen una cosmovisión peculiar, diferenciada del mundo de la costa o de la capital, y que escriben a través de esos ojos distintos)?
¿Fue Pérez Huarancca igualmente andino que Zavaleta o Rosas Paravicino o Colchado Lucio?
¿No es Luis Nieto Degregori tanto o más cosmopolita en su narrativa que, por ejemplo, Alonso Cueto?
¿La división tiene que ver con cosmopolitismo?
¿Es una división social, cultural?
¿Es una división de clase, o étnica?
¿O es una división de índole política?
¿No se está llamando "criollos" a los que son percibidos como políticamente conservadores y "andinos" a los políticamente progresistas?
Y si es así, ¿no es eso una estrategia retórica, en virtud de la cual un grupo termina ejerciendo una representatividad que no está del todo clara?
Orlando Mazeyra dijo...
¿Andino o criollo? Reynoso, por ejemplo, rechaza abiertamente ambas etiquetas. Yo creo que lo hace porque sabe que él no puede colocarse ninguna (y hace bien porque ninguna le calza). Si bien, ideológicamente, se reconoce marxista (y es serrano de nacimiento); no podría decantarse por ninguno de los bandos en disputa, lo cual resulta saludable.
Y si hablamos de otro autor arequipeño (que políticamente vendría a ser la antípoda del autor de El goce de la piel), podemos preguntarnos ¿cuál de las dos trincheras debe arropar a Vargas Llosa sabiendo que, siendo serrano de nacimiento, ha elucubrado historias que se desarrollan en costa, sierra y selva? Menudo problema para aquellos que quieren diseccionar al país con un escalpelo que, de existir, tendría tantas formas y peculiaridades como escritores tiene nuestro país.
Tanto Vargas Llosa como Reynoso resultan siendo un ejemplo muy didáctico que deja sin piso al debate: ambos hijos del Misti, pero con una producción literaria donde Arequipa resulta un lugar casi ajeno que, si se balancea, no representa ni el 5% de las páginas que todo cuanto han escrito.
A Reynoso, a quien he escuchado personalmente hablar al respecto, le conviene una división de tipo social o política para estar en su salsa. Por eso invalida sin cortapisas a la literatura sin ‘contenido social’ (aquella que, a su manera, escapa de las etiquetas); y por eso, también, afirma que Vargas Llosa es un ‘pituco’ antes de considerarse un escritor marginal (sin serlo).
Para Reynoso dejar de ser marginal sería algo así como patear el tablero, perder coherencia, acercarse a la secta de los que son 'representativos' (pero que, a su entender, no debieran serlo).
Este rechazo cerval hacia ese “grupo que termina ejerciendo una representatividad” no está indemne de viejos resentimientos o enemistades, que dejan en segundo plano los méritos o los deméritos (José Miguel Oviedo, por citar un caso, lo acusó de "escritor pornográfico", y ese tipo de cosas no se olvidan): varias veces él ha dejado dicho que la triple O y la M vendrían a ser las cuatro espadas, los comisarios que deciden quién pasa a formar parte de ese ‘círculo representativo’.
Los tres mosqueteros que conforman la O-O-O son, para Reynoso, Oquendo (Abelardo), Oviedo (José Miguel) y Ortega (Julio) y el D’artagnan que encarna a la solitaria M: Mirko Lauer.
Acá tenemos un ejemplo más de lo arbitrarias y antojadizas que son las divisiones que se plantean: Oquendo y Oviedo son, uno más que otro, amigos de Vargas Llosa (quién, sin duda, es el más representativo de los ‘representativos’), sin embargo, Ortega y Lauer, no sólo no son sus amigos sino que ha denostado de ambos con el rigor que le conocemos (revisar El pez en el agua).
¿Adónde llegamos entonces? A que cada cual establece trincheras y correligionarios en base a sus propias conveniencias y frustraciones, en base a sus amistades y enemistades… Todo esto, junto y revuelto, nutre a lo que Vargas Llosa llama, “la enfermedad nacional por antonomasia”: el resentimiento y los complejos sociales. Los escritores, al fin y al cabo, más allá de su intelecto, ideología o del lugar en donde se ambientan sus obras, vienen a constituir un microcosmos de la sociedad peruana… con toda su variedad, con todas sus fracturas y taras; que la alimentan y retroalimentan y, sin duda -y ahí está el 'consuelo'-, la hacen tan ‘literaria’.
qué falto de rigor académico facherón cuando quiere resucitar la polémica idiota de andinos y criollos. El mismo la criticó y ahora la revive. Quién entiende al judío fascineroso.
PDL
Sí, yo puedo dar fe, que esa foto es del mismisimo gordo Salas.
yo pensaba que solo era el gordo salas a secas, pero ahora se que su nuevo chaplin es cuerpo´e tombo.
Los debates suelen ser productivos. Suelen, si uno trata de entender cuál fue el paso adelante que se dio tras la mal llamada polémica entre escritores “andinos” y “criollos”, se encuentra con que no se avanzó en ningún sentido. Nadie salió del debate con ideas distintas de las que tenía al ingresar en él. Quizá el error fue que, al plantear el problema, Miguel Gutiérrez no dio en el clavo: quiso culpar a un puñado de escritores de controlar la mayor parte de la prensa nacional sin tener en cuenta, que la propia publicación de ese artículo suyo (y los siguientes), en Perú 21, diario pariente de El Comercio, desdecía sus palabras flagrantemente, precísamente por que estaba teniendo tribuna donde supuestamente la secta mafiosa campea.
El Comercio es un diario conservador, que suele defender una idea de la cultura más relacionada con el museo y la biblioteca que con el taller y la calle. Los héroes culturales de El Comercio son los artistas más canónicos y firmemente establecidos: Vargas Llosa, Szyszlo, Blanca Varela, etc. Los héroes culturales de la prensa oficial desde hace mucho son más bien artistas populares como Dina Paucar o mitos urbanos como Chacalón.
Thays y Faveron son los instrumentos más reaccionarios que ha tenido la mafia. No tienen reparo en aliarse con cualquier tipejo que les permita fortalecer su hegemonía, ellos son los que hacen el trabajo sucio, y el gordo Salas es su tombo o guachimán que cada vez que los atacan inmediatamente sale a defenderlos. Por eso creo que los dintilacos hacen bien en actualizar el debate ocurrido en Madrid, y hacernos recordar los insultos y agresiones vertidas por los "padrinos" Ampuero y Cueto. Por otro lado no es nada gratuito que Seix Barral haya iniciado sus actividades en el pais con esa lamentable antología de cuentos de thays, ni tampoco debe extrañar por que ahora Planeta reedita los libros anteriores de Cueto y anuncian la nueva novela de Ampuero. Así que, que no nos extrañe sí Alfaguara reedita el "Mamotreto" de Ampuero o sí alguna de estas editoriales neo-colonialistas se digna reeditarle cualquier cosa a Niño de Guzmán.
que forma tan desvergonzada de hacerle el juego a Faveròn, y todavía este cochino petulante tiene la concha de acusar a otros de manejar este blog. Con esto ya sabemos por lo menos que los Dintilhacos le hacen el juego en pared a Faverón, igual que su incondicional Thays.
Obvio que si no publican esto estàn confirmando lo que señalo.
Andrea
Recordar el debate le hace bien a Ampuero y su nueva novela, no sean tontos dintilhacos no caigan en el jueguito maniqueo de Facheròn.
Sanmarquino digno
Convengo en que las categorías de "andino" y "criollo" pueden haber sido empleadas de manera poco rigurosa e inadecuada, y hasta arbitraria. Sin embargo, ¿no es el factor de la exclusión que, en diversos niveles y sentidos, caracteriza a la sociedad peruana el problema de fondo de una polémica que, desde una perspectiva meramente literaria, aparece como bizantina? La trascendencia y la notoriedad inmediatas de una obra pueden depender de muchos factores, incluyendo el amiguismo y el azar. Todo parece indicar, sin embargo, que en la literatura el tiempo es un juez casi siempre infalible. Hay cosas más vitales que, en cambio, no pueden hacerse esperar. Una sociedad incapaz de aceptarse a sí misma –en su color, en su raza, en su sentido estético- es una sociedad productora de seres humanos carentes de autoestima, ésos que tan peruanamente algunos llaman “resentidos” y que tal vez sean –mi afirmación es una mera sospecha, no tiene, pues, base objetiva- la mayoría de nuestros conciudadanos, o casi la mayoría.
Los términos en que se conduce la polémica no parecen llevar a ninguna conclusión útil para la literatura. Pero esto era, ab initio, imposible. Realmente no está en juego el valor literario de la obra de un grupo frente al otro. El problema es que unos se sienten marginados, excluidos, jamás invitados a la fiesta. Y eso, en el Perú del siglo 21, no sólo pasa con los escritores.
Centrémonos, en todo caso. "Claudia" contrapone a Szyslo frente a Dina Paucar, pero creo que no tienen vela en este entierro: la polémica se dió entre escritores.
Oigan, ese tombo es una sílfide al lado del Gordo Salas.
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